LA VIDA DE CADA HOMBRE ES UN CAMINO HACIA SI MISMO. EL ENSAYO DE UN CAMINO, EL BOCETO DE UN SENDERO

domingo, 14 de noviembre de 2010

Una tarde en La Caridad

Nada mas abrirnos el albergue Pilde además de cobrarnos 5 euritos, nos selló por vez primera nuestras credenciales. ¡Nuestro punto de partida! Nos preguntó...."¿Venis del sur verdad?" a lo que respondimos afirmativamente diciendole que de Sevilla, en ese momento Pilde nos conto que unos metros más abajo vive un señor que era de nuestra tierra y que hacia poco invito a un grupo de peregrinos sevillanos a tomar cafe en su casa. Asi que Pilde nos dijo que se alegraria mucho de conocernos.

La planta baja del albergue se componia de dos estancias, una nada más girar a la dercha de la puerta de entrada donde se encontraban a ambos lados las duchas y los servicios, y otra parte en la que se encontraban las camas. Esta me gusto muchisimo, se componia de unas 16 literas distribuidas hacia el centro de la habitacion dejando un pasillo de acceso a ellas entre las camas y las ventanas, entre ellas habia un espacio más que suficiente para moverte y dejar tus cosas.



Como peregrinos inauguradores del albergue ese día teniamos uno de los mejores privilegios que podríamos tener... ¡¡La posibilidad de elegir cualquier cama!! Así que lo primero que hicimos fue coger aquellas camas del fondo de la habitación que estaban pegadas a la pared y mejor aún, en la zona de abajo de la litera xDD. Estiramos nuestros sacos de dormir en la cama, sacamos nuestra cosas de las mochilas, comimos algo y nos fuimos a darnos nuestros primeros paseos por la zona.



 Nada mas partir nos encontramos nuevamente con Pilde, la hospitalera, acmopañada por un hombre canoso de unos 60 años, era el paisano nuestro de cual nos habló unas horas antes (No recuerdo su nombre). Nos habló de la tierra asturiana y nos la califico hasta tal punto que se vino a vivir, animandonos a hacer lo mismo en un futuro. Al parecer vivía solo, y aunque nos comentó que sus hijos estaban casados y repartidos por Sevilla, el no hablarnos de su compañera sentimental dedujimos que se encontraría solo. Desde luego era querido entre los habitantes de las casas de alrededor.

Le preguntamos donde se encontraba la costa, la cual estaba segun él a unos 300 o 400 metros de alli, y desde entonces aprendimos que cuando nos decian una distancia, habria que sumarles un pedazo mas.
A pesar de ello llegamos, la costa estaria a unos 1000 o 1500 metros del albergue que se llegaba a traves de un camino por una gran arboleda en bajada.





 Bajando unas escaleras al final del camino nos topamos de lleno con la playa, muy distinta de como la conociamos en el sur. La costa cantabrica, fundamentalmente esta constituida por acantilados y por la erosion de la roca, en lugar de arena la orilla estaba bañada por cantos rodados.

Aun así, la belleza de estas playas es unica...





  

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