LA VIDA DE CADA HOMBRE ES UN CAMINO HACIA SI MISMO. EL ENSAYO DE UN CAMINO, EL BOCETO DE UN SENDERO

domingo, 19 de junio de 2011

Despedida en el "Ponte dos Santos"

La gente aun dormia, creo que esa mañana fue la unica vez que fuimos de los primeros en levantarnos, asi que con cuidado metimos nuestros enseres en las mochilas y con mucho sigilo salimos del albergue. Nos despertamos bien temprano para tomarlas riendas rumbo a Ribadeo, nuestra proxima etapa, apenas una penumbra se dejaba ver en el cielo aun de noche cuando nos disponiamos a la marcha pero no sin antes tomar el primero bocado para dar energias y preparar al cuerpo para el dia que se avecinaba. En ese momento Dani, el canario, salio del albergue para dirigirse tambien a Ribadeo al que saludamos e intercambiamos sensanciones de lo que fue la noche y lo que depararia la etapa.
Con mucha pena deje mi sombrero de paja que compre en Sevilla con muchas ganas para la ocasion, pero la incomodidad que me hacia padecer era mucho mayor ya que no dejaba al pelo transpirar y ademas de la humedad del ambiente me producia un intenso picor en la cabeza, asi que me vi obligado a hacerlo junto con el tendedero improvisado que montamos al llegar.

Empezamos a caminar, despidiendo a la plaza del ayuntamiento, la playa....Y nada mas salir del pueblo nos topamos con nuestra primera cuesta ¡Y que cuesta para empezar bien el dia! pero en seguida se nos fue la pereza porque contemplamos una de las mejores estampas que nos han acompañado en este Camino, un cervatillo y su madre corretando por la verde pradera nos despedian de Tapia dandonos los buenos dias, la belleza de la naturaleza en estado puro.

El Camino transcurrio con "relativa tranquilidad" ya que la señalizacion era bastante escasa y tirabamos mucho de la guia que llevabamos, porque preguntar era algo casi imposible debido a los extensos campos de maiz que se extendian ante nuestros ojos. Asi que con un poco de orientacion llegamos a un pueblecillo o pedania en el que ya si pudimos preguntar, pero no solo se conformarian los habitantes con respondernos si no que se ofrecian a llevarnos ¡Incluso se disputaron guiarnos dos señores!, de verdad lo de la gente del norte es algo sin igual.
Asi que conseguimos llegar al fin al deseado puente que divide Las Tierras de Don Pelayo de las Tierras Gallegas despidiendonos de aquella que fue nuestra casa por 2 intensos dias dandonos la bienvenida Ribadeo al otro lado del puente...¡Galicia nos recibia con los brazos abiertos!