LA VIDA DE CADA HOMBRE ES UN CAMINO HACIA SI MISMO. EL ENSAYO DE UN CAMINO, EL BOCETO DE UN SENDERO

domingo, 15 de mayo de 2011

En el puerto de Tapia

Nada mas darnos un baño y tender la ropa que nos lavamos junto con la toalla de secarnos en un tendedero provisional, el cual nos fabricamos en el lavadero de época que habia justo enfrente del albergue, nos fuimos derecho a hacerle la visita turística que merecia el pueblo de Tapia y, como no... ¡A comer!

 Lo primero que pasamos fué un ambulatorio que estaba junto al albergue, o al menos lo parecia según se veia el interior. La entrada se componia de una puerta de doble hoja con grandes cristaleras y luego a sus respectivos anexos solo habia unos tragaluces a lo largo de la fachada a modo de ventana a la altura de nuestras cabezas cuyos barrotes horizontales impedian cualquier vistazo que quisieramos hecharle. Estaba cerrado. La calle que conducía a nuestro albergue era lo peor del pueblo de Tapia, ya que no solo por el ambultario, sino por la composicion general de la misma, que no era nada estetica.

Nada más terminar nuestra calle seguimos la carretera y subimos por una cuesta muy pronunciada, y a la izquierda se encontraba una plaza muy bonita con un edificio antiguo del pueblo que me recordaba a los bancos de las peliculas del Oeste, con ese aspecto ocre tan de época, si no recuerdo mal creo que pertenecia a alguna asociacion de pescadores o por el estilo, pero parecia no tener uso.
Atravesando la plaza llegamos a la plaza del Concello de Tapia o lo que es lo mismo, la del Ayuntamiento, la cual era mucho mayor que la anterior. De planta rectangular ésta estaba restaurada de poco tiempo, la soleria estaba compuesta por baldosas cuadradas de granito donde la continuidad se veia interrumpida por unas acequias cuyos naranjos crecian fuertes a ambos laterales de la plaza. La plaza se completaba con unos bancos los cuales se encontraban llenos de gente a esa hora, claro que al darnos cuenta caimos en que era Domingo; comenzamos a perder la noción del tiempo por las tierras norteñas.Y el Ayuntamiento en el centro a un extremo de la plaza, nos daba la bienvenida.


Abandonamos la plaza del Ayuntamiento para ir en busca de la costa, asi que atravesamos la primera plaza  y continuamos en direccion contraria hasta que una cuesta hacia abajo nos llevaba hacia el puerto de Tapia y en donde ya se empezaba a oler el olor a comida que emanaban de los restaurantes.
Una vez alli continuamos adelante adentrandonos de lleno en la zona portuaria contemplando la gran cantidad de barcos pesqueros que alli se encontraban varados por ser día de descanso y protegidos del golpe de mar por un dique que lo contenia. Estos barcos eran bastante cortos de eslora de lo que yo tenía visto tanto por Huelva como por Cadiz... eran "pateritas". Mas adelante llegamos al mismo dique que os comenté, el cual estaba enlazado con tierra firme y permitía su acceso, y pudimos contemplar el Mar Cantábrico en todo su esplendor y bravura.

En la zona interior, un poco más adelante de donde se encontraban los barcos, quedaba un recinto amplio de agua en calma donde se encontraban personas de avanzada edad dandose un chapuzón...si, si...CHAPUZON! Nos quedamos boquiabiertos, a eso que en ese preciso instante nos miramos las polares que llevabamos puestas y nos echamos unas risas.

Despues de una sesion de fotos, el gusano que habitaba en nuestros estómagos nos invitó a buscar un lugar donde saciar su hambre.

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